Se nota un hilado muy fino en relación al discurso desarrollado por Berti y Báez en cuanto a la elección de una línea experimental: cada detalle está perfectamente cuidado y responde a una minuciosa intencionalidad.

En torno a Fotografía impresa en Venezuela

20 • mayo • 2019

José Antonio Parra

 

El pasado 31 de marzo, la editorial La Cueva bautizó el fotolibro Fotografía impresa en Venezuela, un denso trabajo de investigación donde confluyen lo fotográfico per se con el discurso textual y una línea editorial de corte experimental. Este artefacto fue ultimadamente el resultado de una labor de equipo alrededor de su autora, Sagrario Berti, quien interactuó directamente con Ricardo Báez a nivel de diseño y el resto de los prestigiosos profesionales de la mencionada editorial. El prólogo de la obra fue escrito por Gonzalo Golpe.

Esta honda mirada que hace Berti a la experiencia fotográfica venezolana en el ámbito impreso abarca el período que va desde el año 1945 y hasta la actualidad. Por tal motivo, la edición debió ser dividida en dos secciones primordiales, a efecto de darle coherencia no solo temática a la obra, sino también unificar las distintas líneas tópicas y estilísticas que se daban de modo sincrónico en diferentes períodos durante esos años. Además, en esta clasificación fueron tomados en cuenta los abordajes editoriales dentro de los cuales fueron apareciendo estos registros fotográficos. Muy oportuno resulta en este caso citar un fragmento de la perspectiva que sobre la edición tiene el poeta y escritor Alejandro Sebastiani Verlezza: “Es un libro, por supuesto, escrito, producto de una pasión muy personal, pero también ensamblado, montado, a partir de una profunda experiencia en el registro, el archivo y la conservación del material fotográfico”.

La autora, Sagrario Berti, posee un ojo del detalle que ha permitido que una multiplicidad de registros visuales hayan devenido en exquisita coherencia. De ella es importante mencionar que es una prestigiosa historiadora de la fotografía, amén de investigadora de la cultura visual y posee una maestría en Historia del Arte: Europa, Asia y América, Universidad de Sussex (2005). De igual modo, ha sido especialista en Registro, Conservación y Archivo de Material Fotográfico en el Museo Internacional de la Fotografía y el Cine, George Eastman House (1994). Sus líneas de investigación están centradas en artefactos prehispánicos, objetos artesanales, material de archivo y la trayectoria cultural de las fotografías.

A pesar de que las órbitas temáticas del fotolibro al que nos referimos engloban una multiplicidad de aspectos, la aproximación al material curado para la edición responde a una línea enmarcada predominantemente en el conceptualismo. En este sentido privan aspectos de la realidad objetiva y de lo social, en contraposición a lo abstracto.

Se nota un hilado muy fino en relación al discurso desarrollado por Berti y Báez en cuanto a la elección de una línea experimental que redundó en un artefacto que funciona cual mecanismo de relojería. En este sentido cada detalle está perfectamente cuidado y responde a una minuciosa intencionalidad.

Aquí es pertinente hacer mención del trabajo de La Cueva en el sentido de que un fotolibro de esta envergadura requiere necesariamente de un andamiaje editorial que soporte su densidad y sus implicaciones últimas en tanto trabajo de investigación, más allá de que la pieza conlleve un profundo goce visual y estético.

Esta casa editorial está especializada en fotolibros que poseen un alto nivel de refinamiento. Su equipo está conformado por Rebeca Guerra Bolet en la coordinación editorial, Alejandro Sebastiani Verlezza en la edición de contenidos, al igual que Victoria Armas y Gabriela Gamboa como traductoras al inglés. Felipe Vilera es socio administrador. Virginia Vilera lleva a cabo la labor de distribución y Ramón Lepage el mantenimiento de la página web junto a Guerra Bolet. Por último, la casa editorial está dirigida por Diana Vilera y fue fundada por ella en 2013, cuando salió el primer foto bolsillo de Joaquín Cortés. Para la hechura de estas sofisticadas ediciones, la editorial suele interactuar con Ricardo Báez, con ABV Taller de Diseño, con Exlibris y Gráficas Lauki.

De manera que el pasado 31 de marzo significó un momento muy importante a nivel editorial en Venezuela por el bautizo de esta excelsa edición. El acto fue llevado a cabo en la galería GBG Arts de Caracas. Esta obra es una muestra más de la labor ejemplar de quienes perseveran en realizar un trabajo de primera calidad aun en las condiciones más adversas.

Una versión de este texto fue publicada el pasado 25 de abril en La Paciencia, columna del Papel Literario del diario El Nacional.

 

 

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